2 de Timoteo 1:9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,
El tener la certidumbre de que mi salvación no dependió de una decisión mía, sino de una decisión que Dios tomo por mí en la eternidad, conlleva a tener temor y temblor, por cuanto un Dios tres veces Santo habiéndome podido pasar por alto, tuvo misericordia de mi miserable condición. Y a medida que vamos teniendo más y más conciencia de lo que esta bendición significa, va creciendo el deseo de una total rendición al Señorío de Cristo, porque vamos comprendiendo de que hemos sido llamados para un alto designio, hemos sido llamados para que Aquel que nos llamo sea glorificado en nuestras propias vidas. El príncipe de este mundo sabe perfectamente que la doctrina de la elección produce ese tipo de disposición en el creyente y es por eso que ha tratado y sigue tratando de ocultar esta verdad haciéndoles creer a muchos cristianos, de que de así como todo empezó por una decisión de ellos, de la misma todo podría terminar por una mala decisión de ellos. Como podemos ver, ignorar esta doctrina, y de hecho muchos verdaderos cristianos la ignoran, no solo los privara de un poderoso aliciente para presentar sus vidas en sacrificio vivo, sino que además serán privados de una verdad que produce en todo redimido que tiene conciencia de esta verdad, suma gratitud y agradecimiento por haber sido objeto de tanta misericordia. Es decir dichos redimidos serán privados de vivir de acuerdo al elevado estándar acorde a las provisiones del Nuevo Pacto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario